De la música para cine que compuso Gustavo Santaolalla, la de “Biutiful” es una de las partituras más bellas e inspiradas. Meláncolica y profunda, como la película que dirigió Alejandro González Iñárritu. Santaolalla y “Tilín” Orozco se unieron para regalar un fragmento de ese soundtrack y obtuvieron la primera genuina y espontánea ovación de pie en la naciente historia del teatro “Mercedes Sosa”. Impecable, envolvente, esa melodía demostró el real potencial acústico del auditorio.
La lluvia dominguera no amedrentó al público. Santaolalla y el dúo Orozco-Barrientos brindaron, a sala llena, un show gratuito de calidad. Llegaron bajo el paraguas de Igualdad Cultural, programa nacional que mueve a los artistas por todos los rincones del país. Desde el escenario ellos no dejaron de subrayar el valor del homenaje a Mercedes Sosa. Y pensar que en Tucumán todavía quedan focos de resistencia a una figura de semejante relevancia.
Afortunadamente el tiempo suele disparar para el lado de la justicia. Quiso la historia que en la plaza Independencia confluyeran dos iconos de la cultura tucumana. Mujeres, para ser precisos, con todo lo que eso significa en una sociedad machista y prejuiciosa como la del norte argentino. Criticadas y maltratadas en sus respectivas épocas, Lola Mora -desde su Libertad- y Mercedes Sosa -desde la marquesina de un teatro- encontraron el lugar que se merecen.
La puesta a nuevo del antiguo cine Plaza demandó un presupuesto generoso (arriba de los 15 millones de pesos) y supone un desafío con miras a lo que vendrá. Ardua tarea para los profesionales a cargo, con Oli Alonso (director técnico) y Juan Logusso (encargado del mantenimiento) a la cabeza. Otro activo en los recursos humanos del teatro es José Alarcón, de los mejores sonidistas. Se sabe que los tucumanos somos campeones mundiales del deterioro y el vandalismo. Cuidar el “Mercedes Sosa” es un compromiso para los de adentro y, sobre todo, para los de afuera.
De la cartelera dependerán en buena medida la rentabilidad y el éxito del emprendimiento. Hay muchísima hipocresía en el medio, sobran las vestiduras rasgadas cuando no se convoca a los artistas tucumanos, pero quienes se quejan suelen brillar por su ausencia cuando esos mismos artistas actúan en espacios infinitamente más reducidos (el Virla o la Caviglia) y sobran los asientos vacíos.
Hay demasiada buena música, buen teatro, buena danza en la provincia; lo que necesitan es respaldo en metálico para equipos, difusión de sus espectáculos, viajes, salas pequeñas en las que puedan hacer pie y consolidar públicos. ¿A quién se le ocurre abrir un teatro con 1.594 butacas para que asistan 200 espectadores?
Lo mejor de la inauguración del “Mercedes Sosa” fueron las voces sumadas para cantar el Himno Nacional y “Luna tucumana”, con la Banda Sinfónica estrenando el foso. Emotivo. El papelón lo hizo Canal 10, cuyo despliegue de producción en la alfombra roja de la calle San Martín se limitó a las entrevistas de los funcionarios invitados al acto. A la hora del espectáculo la transmisión se cortó.
Que un peso pesado de la envergadura del flamante teatro haya entrado a la cancha influirá en un medio que parece tender al exceso de oferta. Sin ir más lejos, este jueves actuarán prácticamente a la misma hora Iván Noble (en el Alberdi), Jairo con Anacrusa (en el hipódromo) y Willy Crook (en el San Martín). La temporada viene cargada desde temprano y se anticipa una multitud de propuestas musicales, teatrales y audiovisuales. Es imposible que los bolsillos den para todo. Como le dijo un experimentado productor a LA GACETA, entre tantos jugadores algunos pueden quedar en el camino.